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pleitos con los maestros, ella adopta distintas posiciones ya que comenta que estos la ignoran pero también acepta que se porta mal con ellos. Cuando se le preguntó si la habían reportado en alguna ocasión, dijo en tono serio y apenado: Sí, la maestra de español [¿Por qué?] Por el problema que tuve con ella, me enojé con mi mama, me porté muy mal con ella, me porté mal con mi amá, me porté mal con la profe. [¿Qué pasó?] Un lio que pasó, es un lio, yo no quiero recordar eso”. Con sus compañeros sucede lo mismo, por un lado habla de situaciones de maltrato físico y psicológico constante por parte de Jorge y por otro de ocasiones en las que ella es quien agrede de alguna manera a sus compañeras, aunque lo plantea como un juego. Suele esconderles sus pertenecías o acusarlas ante las autoridades cuando se da cuenta de que incurren en una falta como pinteársela, andar fumando, etc. Gabriela dijo no tener muchos amigos, sólo los de la banda de guerra y habló de relaciones problemáticas con sus compañeros a causa de su forma de proceder y de que los demás no la comprenden. Pero a pesar de vivir este tipo de situaciones con sus compañeros, dijo no sentirse en riesgo en la escuela. Para Gabriela el tema de las rencillas entre colonias tampoco es un problema. Ese es un asunto al que ella dijo no poner atención y que tampoco le importa. Hablando de los problemas entre la A y la B (las secciones en que se divide la colonia en la que está la escuela) se le preguntó de dónde era ella y contestó en un tono molesto: ¡Ah! Yo no uso esas cosas […] [¿Tú nunca has tenido problemas de ese tipo?] No. [¿Por qué? ¿Qué piensas de eso?] Yo no pienso nada, yo no sé cuál es la B ni la A, ese tema a mí no me viene. [¿No te importa?] No porque vienen chamacos así [y] dicen: mira de la A, hay que sacarlo de aquí y yo: es un chamaco ¿Qué tiene que ver? No, no, no, no me interesa”. 147