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salió de las manos y del que se terminó arrepintiendo. Dijo que con otras mujeres generalmente no se siente en riesgo, porque confía en que ella se mantiene alejada de los problemas, que los evita y que en caso de que sucedan ella opta por hablar no por golpes. Pero que sí le preocupa que pudiera suceder (aunque nunca le ha pasado algo parecido) alguna situación en la que aunque ella no quiera pelear, la otra le quiera pegar. Ana no ve el conflicto con varones como un estresor pues se siente segura al pensar que “los hombres no le pueden hacer nada a las mujeres”. Ella ve como un juego los sopapos o coscorrones que sus amigos suelen hacerle, inclusive los ve como muestras de confianza o cariño. Al hablar de peleas entre compañeros pero fuera de la escuela, Ana tampoco se siente en riesgo, dijo que ella y sus amigas van a ver las peleas cuando es alguien que conocen y que inclusive le ha tocado que tiren piedras a los que están viendo, pero no parecía preocuparle que le dieran un golpe porque lo sigue haciendo. Lo que le preocupa de esas ocasiones es que la policía la pudiera “levantar” por estar en “la bola”. Cuando se le preguntó como percibía su salud, dijo que más o menos buena porque le dan cólicos muy intensos cada mes, y que muchas veces la tienen que internar del dolor. Pero también aclaró que ya no le dan tan fuertes porque se cuida más. Y con respecto a la percepción de su vida y su suerte dijo que se sentía tranquila porque ya había pasado lo más duro en el tema de su relación con su padre y su madre. Por último cabe señalar que a Ana la refirió sólo Lucía, quien dijo que antes era amiga de ella, pero que cuando Ana empezó a juntarse con “cholos” prefirió cambiar de amistades. Por su parte, las autoridades escolares la ubicaron como una alumna de buenas calificaciones que no suele tener problemas más que cuando anda con algunas “malas compañías”. 152