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Consideramos que el alcohol repercute en la mujer de una forma mucho más contundente a la concebida por la sociedad, de hecho se encuentra relacionado a problemáticas que se han visto deslindadas del tema, lo cual ha propiciado un entendimiento equivocado sobre el mismo. Por ejemplo, el suicidio normalmente se encuentra asociado a padecimientos que tienen más que ver con la salud mental, pero ya desde la década de los 80, Barruecos (1983) establecía una relación entre el suicidio (o el intento) y el consumo de sustancias 38 adictivas como el alcohol , Comúnmente se estudia la dinámica que ejerce la mujer como cuidadora de la familia una vez que el esposo o compañero falla como protector y sustento a causa de su forma de beber alcohol. Sin embargo en esta parte de la historia, subyace el consumo excesivo o problemático de alcohol en las mujeres como si se quisiera negar la existencia de este problema. Al respecto Lomnitz señala que en las sociedades latinoamericanas, emborracharse suele ser parte del papel masculino y que el mismo comportamiento en una 39 mujer o en un grupo de mujeres podrá producir repugnancia y rechazo social (Lomnitz, 1983:186). el desacuerdo y las presiones creadas entre ellos, generan una serie de actos que ponen en riesgo la vida de los niños (Osorio 1992, 21-43). 38 Este investigador señala que según información de la Procuraduría del DF, en 1977 ocurría un suicidio y cinco intentos cada 31 horas, de los cuales el 80% provenía de mujeres que habían tenido contacto con el alcohol (1983, 6). 39 En cuanto a las diferencias genéricas del consumo de alcohol, Larissa Lomnitz (1983) señala que existen dinámicas de tiempo/espacio; sexo/edad y clase social en el uso del alcohol, las cuales sin juzgarlas como adecuadas o no, delimitan los parámetros de comportamiento esperados dentro la cultura de una sociedad. Las diferencias sexuales en la ingesta de alcohol representan una parte importante para entender la evolución de las culturas. Por ejemplo, en Chile se acostumbraba antiguamente que la mujer bebiera al igual que el hombre. Una vez que terminaran de servir la comida y de atender a sus deberes domésticos, las mujeres se asociaban libremente con la compañía de los hombres para beber con ellos. Los españoles, acostumbrados a ver en la bebida una forma de comportamiento masculino, se espantaban al ver que las mujeres se emborrachaban y las consideraban inmorales. A medida que los indígenas fueron aceptando (toda vez que se les impuso) la religión católica también se modificó el patrón femenino de ingesta de alcohol; sin embargo en las comunidades 55
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