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fungió como una forma de “escapar de la casa del borracho” o de la situación de la familia nuclear que se tornaba como difícil. De este modo, casarse se convirtió en el acto legitimado para que les fuera posible salir “bien” de su casa o con menos riesgo de ser juzgadas como libertinas. Yo no quería casarme porque estuviera enamorada, pero tenía que hacer ese cuento porque cómo iba a decir que quería largarme de la casa del borracho (su papá) porque estaba harta. Mi papá era borracho y mis dos hermanos, más jovencillos, no más que yo sino jovencillos pues de 17 o 18 años, empezaron a beber “hay que show era”. (Lizet, 56 años) (Ante la pregunta sobre la sensación de sentirse en depresión) Mucho llanto, una soledad interna bastante fuerte, de no existir, tenía como … por todo lloraba, me sentía muy incómoda en mi hogar y a la vez no podía salir del hogar porque, yo creo que para mí casarme fue un escape, por eso me casé tan joven. (…) Desde un principio tuve problemas con mi esposo yo, porque yo no podía ¿se imagina dos alcohólicos? No podía encajar en los deseos de él ni tampoco ser yo misma, como hoy lo soy, tener vida propia, yo no podía. Yo hacía todo lo que él quería y él siempre manejó así mi vida, porque me dejé pues. Yo no sabía que yo podía, y aquí en AA con el programa me doy cuenta de que yo tengo mi propia personalidad y yo decido por mí, este programa es para aprender a vivir, no solo para dejar de beber, es para aprender a vivir y sin alcohol. (Violeta, 75 años) Llegado un tiempo, incluso la dinámica diaria de pareja se convirtió en un motivo más para beber; algunas de las mujeres se relacionaron sentimentalmente con hombres altamente 108