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Durante su niñez, experimentaron la sensación de vivir una especie de abandono psicológico, ocurría lo mismo que observó Rosa María Osorio (1992) durante su investigación, en el sentido de que tal situación repercute negativamente en toda la familia. Algunas de ellas comparten que el alcoholismo del padre propiciaba una serie de incomodidades tales como que la madre tampoco se hiciera cargo de ellas, que desahogaba en sus hijos la frustración y enojo que atravesaba debido a la mala situación conyugal. En otros casos, donde no se manifestó algún tipo de maltrato físico o verbal existió una sensación de indiferencia o desinterés. (Sobre su mamá) Era dura porque estaba muy afectada por mi padre, se amargó. Tuvo muchos problemas con mi papá, era muy dura con nosotros. Por otro lado mi padre, una hostilidad muy marcada, estábamos al desamparo de los papás. En mi caso sentí que yo no tenía vida propia. Ese alejamiento de mis papás fue a causa del alcohol, además de eso siempre tenían problemas se peleaban mucho, nunca vimos ni afecto ni amor, todo eso nos contagió muchísimo. (Violeta, 75 años). Tenía mis otros círculos, mi papá no vivía en la casa entonces no se daba ni cuenta. Mi mamá sabía que tomaba y todo, en un principio como en mi familia la mayoría son alcohólicos y siempre se ha acostumbrado a tomar, mi papá nos daba el tequila y la fiesta, o sea como que era muy aceptado. Mi mamá (me decía) “ay Claudia estás tomando mucho” era todo lo que me decía y ya después “Claudia andas muy mal, muy mal” ¡uuy! Si andaba muy mal (risas). (Claudia, 43 años). La situación en el hogar desencadenó una serie de sentimientos que se fueron desarrollando a lo largo de su crecimiento, estas sensaciones como miedos y rencores se potencializaron con el uso del alcohol y se fueron convirtiendo en problemas añejos que se complicaban al 106