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o laborales pues considera que la presentación de estos problemas puede estar influenciada por otro tipo de factores como valores culturales, tolerancia social, políticas locales, entre otros. Dicho en otras palabras, es imposible una definición de uso nocivo que goce de carácter universal (Medina-Mora, Robles y Real 2012, 18). Como puede observarse, la Asociación de Psiquiatría clasifica a todos los consumidores de sustancias (que probablemente se vean inmersos en algún tipo de problema) como abusadores sin reparar en las diferencias sociales existentes entre ellos. En cambio, la OMS da al tema un sentido más subjetivo al tomar en consideración que no todos los consumidores se encuentran en las mismas condiciones contextuales, económicas y culturales y que las sustancias no son iguales en el uso, consumo, consecución y efectos. Las autoras Medina-Mora, Robles y Real señalan que la controversia entre conceptos atañe a visiones desarrolladas por autores como O’Brien, quien señala que se ha cometido un error respecto de la conceptualización de dependencia ya que se ha utilizado para describir dos fenómenos que son completamente diferentes: i. Por una parte, para describir una conducta incontrolable de búsqueda de drogas ii. Y por otra, la adaptación fisiológica que ocurre cuando el consumo de medicinas (sic) que actúa sobre el sistema nervioso central es abruptamente retirado (O´Brien, 2011; citado en Medina-Mora, Robles y Real 2012, 19). A pesar de esta disyuntiva, las asociaciones internacionales han llegado al acuerdo de utilizar el término de adicción para definir el primer fenómeno y el de dependencia para el segundo. Sin embargo, la discusión no ha sido superada del todo, ya que como el mismo O´Brien menciona sobre el término de adicción, algunas instituciones consideran que 23