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AA, Violeta se ha visto en la necesidad de aprender la difícil tarea de desprenderse emocionalmente de sus hijos, esposo y demás familiares. Ha aprendido también a no hacerse cargo de la vida de los demás, sino de la propia y asegura que esto le costó especial trabajo en el caso de sus hijos. Finalmente, recalca que a pesar de lo doloroso que esto es, ha visto morir y padecer a muchos miembros de su familia y ella se ha mantenido sobria y en pie. Lizet a sus 56 años Su vida se desenvolvió mayormente en el Distrito Federal aunque su cuna haya sido sonorense. Es una mujer sumamente inteligente con una personalidad arrolladora, a la cual no le ha sido nada fácil llegar hasta donde se encuentra hoy. Tiene dos hijos; se ha casado dos veces, además de ser una mujer sumamente inteligente; entre las muchas profesiones que desempeñó en su vida, fue escritora de argumentos de historia para la televisión profesión sobre la cual aclara “siempre gocé de muy buena reputación por talentosa, no por disciplinada”. Ese mismo talento se vio desperdiciado gracias a su forma de beber, le pesa nunca haber visto por su nombre y su legado, así como considerar ese trabajo sólo como algo que le era fácil de hacer y por lo cual le pagaban un ferion. Describe que durante ese tiempo vivió en la inconsciencia, como en una especie de vida prestada, en la cual al final no sabe ni quién se es ni por qué se toma. Lizet asegura que ella era alcohólica incluso antes de saberlo y que pudo haber dejado de tomar al principio pero le faltó visión. Tras la primera borrachera, que fue a los 14 años propiciada por dos de sus tías, recuerda que fue la persona más feliz de la vida, además de que gracias al alcohol ella dejó de sentirse tan flaca, tan alta, tan desgarbada y acomplejada “que tan maravillosa la sensación, tan 84
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