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Dentro de esta tipología, de fragmentar la ciudad, se encuentran aquellos cuyos elementos de identificación son: bardas, muros, accesos controlados, casetas de vigilancia, dos o tres calles al interior de los mismos, viviendas similares forman parte de la promoción de los citadinos de crear nuevos asentamientos de convivencia, con respecto a los que viven en espacios que no cumplen con estas modalidades de urbanización. Surgen como pequeñas, medianas o grandes células o islas dentro de la estructura urbana general. Tienen diferentes nomenclaturas, se les ha denominado gated communities, barrios privados, fraccionamientos cerrados o urbanizaciones cerradas. Estos dos últimos términos serán usados en este análisis en forma indistinta. Así, las urbanizaciones cerradas se convierten en espacios donde se objetiva la distinción social, precisan de homogeneidad en los residentes, inducen a la posesión de un mismo capital social, económico y cultural. También expresan, simbólicamente, mediante la exclusión de lo ajeno, lo negativo de la ciudad y la sociedad. En este contexto, el habitar, el habitus y las prácticas sociales que se originan en este tipo de urbanizaciones permite identificar un micro mundo que sólo quienes lo seleccionan para vivir pueden compartir y describir sus propias experiencias. Experiencias que de algún modo están relacionadas con sus intereses, deseos y respuestas a buscar opciones que enfrentan ante las distintas situaciones conflictivas que se le presentan en su desplazamiento por la ciudad y en este caso, de Nogales. Las urbanizaciones cerradas despiertan nuevas discusiones y enfrentan explicaciones ante el mundo urbano contemporáneo en donde se originan. En la situación de Europa, Estados Unidos, América Latina y México responden a circunstancias propias del desarrollo urbano que se ha venido gestando al interior de cada uno de los fraccionamientos. El habitar que se teje en las urbanizaciones cerradas muestran elementos particulares en las ciudades donde se establecen por ejemplo, no es lo mismo vivir en Buenos Aires que en Tijuana, o en Madrid y Ciudad Juárez. Aunque estemos hablando de los fraccionamientos cerrados, las prácticas individuales o grupales que se generan en ellas depende del contexto de la ciudad que les impone. Incluso particularizando en Nogales, no es lo mismo el habitar que se desarrolla en Casa Blanca que en Real del Arco, el Paseo o Santa Lucía. Cada situación de este tipo de asentamientos urbanos fue descrita en el capítulo 2, se retoma en éste para particularizar el caso de los fraccionamientos cerrados en Nogales y cómo se produce a nivel social el habitar de los residentes. Cuales son sus principales actitudes de vida al interior –exterior de los mismos. Estas prácticas son símbolos de la acción individual y colectiva y que responden a concepciones precisas de visualizar su protección y además a como perciben sus actitudes y comportamientos. 111
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