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estados de ánimo. Sin embargo, ninguna otorga demasiado peso dentro de su forma de consumo a las condiciones de vida en las que se encontraban. “Sí, todos los alcohólicos; no creo que exista algún alcohólico que no se vuelva así, obsesivo, enojón, siempre de mal humor, todo le molesta, demasiado calor, demasiado (…) por todo la hace de cuento un alcohólico; que si el zapato, que si esto, que si hubiéramos ido a este restaurante, no pero estaba mejor el otro, que el servicio no estaba bueno, siempre tiene que estar rezongando, o sea una insatisfacción de todo, de todo. A mi casi no me decían nada porque te rodeas de gente que también (…) que no te diga nada, que te dejen ser, porque te tienen miedo; o sea mi ex esposo mejor me dejaba a la loca, porque me tenía miedo, las veces que me llegó a decir eran pleito y trastazos de puerta de mi parte, patadas, aventar trastes, o sea; llamadera de atención, manipulación, porque yo hacía eso y el otro se quedaba callado, ya no me volvía a decir nada “se pone muy mal, mejor ya no le digo nada” manipulaba de esa manera con mi comportamiento” (Claudia, 43 años). Psicológico-emocional: Además de los padecimientos físicos, ellas vivieron etapas en las que la sensación de vacío y el sentimiento de culpa repercutieron negativamente en sus estados de ánimo, colocándolas al borde de la agresividad, la depresión y el enojo; aumentando su percepción de frustración y paranoia y agudizando su sensación de vacío espiritual. Estas múltiples situaciones las situaron en la soledad y el fracaso, propiciando la caída a un fondo que por momentos pareció interminable. Entonces es bien triste, cuando yo llegué a esa palabra, “soy un fraude” porque mi mamá, de veras, mi mamá pensaba que yo era lo máximo, se murió pensando que yo era lo máximo y después de que mi mamá se murió y que he recapitulado 118
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