Page 123 - ::El Colegio de Sonora :: Repositorio Documental ::

niño me las encontraba, me remordía la consciencia pero ni aun así dejaba de tomar” (Norma, 52 años). Además de todo lo mencionado, nuestras informantes se vieron inmiscuidas en situaciones de agresividad con diferentes miembros de su familia o comunidad, pero sobre todo con sus parejas, con quienes era prácticamente imposible vivir en paz. “Nos peleábamos, nos pegábamos, (ella y su esposo) era un desastre nuestra vida pero no nos dábamos cuenta porque el alcoholismo es la enfermedad de la negación” (Violeta, 75 años). “En ese tiempo tenía 25 años. Me acuerdo que estaba atrás de mi casa que no tenía barda […] yo tenía amigas, nos reuníamos a platicar en las tardes y a tomar café. Detrás de mi casa vivían unos estudiantes, jovencitos de 17, 16 uno tenía 23, era el más grande de todos. Y estaban a oyendo a Polo-Polo, yo paso por ahí y me atoro oyendo los chistes, las vecinas vienen y dicen “hay que traernos un café” y dijo “bueno yo pongo a hervir el agua” dijo un muchacho, es todo lo que tenían, los muchachos solteros. La otra (amiga) fue por el café y la otra por el azúcar y me dejaron con los muchachos; ahí entra el papá de mis hijos, después de 20 días de no llegar a la casa, estaba dormido recuperándose de las parrandas adictivas que tenía por hasta un mes o 20 días consumiendo cocaína. Llega y se levanta, me encuentra sentada ahí, me agarra de los cabellos, me arrastra por la calle, me golpea hasta dejarme inconsciente, no sé qué pasó. Cuando yo despierto de la inconsciencia o mi mente se bloqueó lo que tú quieras, despierto como monstruo, toda golpeada; entonces yo voy con la vecina y le pido que llame a mi papá, que por favor venga por mí por lo que me estaba pasando, llega mi papá, recojo a mis hijos y me voy para con mi mamá, esa noche le dije a mi hermano “sácame un gallo” “estás loca si no puedes ni hablar, estás toda reventada” me dijo, y yo “sácame un gallo” y volví 123