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Fábrica de esperanzas “yo no sabía que yo podía; y aquí en AA con el programa me doy cuenta de que yo tengo mi propia personalidad y yo decido por mí, este programa es para aprender a vivir, no solo para dejar de beber, es para aprender a vivir y sin alcohol” Violeta Las observaciones sobre los relatos nos permiten sostener que la socialización grupal permitió a las informantes paliar con algunas de las complicaciones originadas a raíz de la abstinencia al alcohol, sentidas con mayor intensidad al inicio del proceso de recuperación. Con la abstinencia, las mujeres modificaron la dinámica de algunas de las situaciones de su entorno, algunas de ellas comenzaron a poner ciertos límites que les permitieran alejarse de la tentación de consumo lo cual provocó un cambio en las relaciones interpersonales. Para muchas esto significó una ruptura emocional con sus parejas, ya que como se ha comentado, en casi todos los casos, los compañeros sentimentales además de ser alcohólicos no tenían interés alguno en ser parte de la transformación que ellas estaban experimentando. Incluso, en el caso de algunas de las informantes, sus parejas manifestaban el desacuerdo a que ellas asistieran a las reuniones y pusieran en práctica el proceso de 12 pasos, convirtiéndose en un obstáculo para su recuperación, atacándolas con expresiones de desconfianza y falta de apoyo emocional. Por otro lado, el proceso de deshabituación al consumo originó cambios drásticos en la forma de ser de las informantes. Algunas de ellas experimentaron sensaciones de futilidad, aburrimiento, cambios de humor e inseguridad al no ser perdonadas por los daños que ellas consideraban habían ocasionado a otras personas, especialmente a sus hijos y familiares 149