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estas sustancias son populares entre niños y jóvenes en condiciones marginales, en la calle, quienes las inhalan buscando paliar el hambre y la fatiga. Más preocupante aún es que según datos del Centro de Integración Juvenil, su consumo ha resurgido en nuestro país, pues se han sumado jóvenes de estratos socioeconómicos medios que utilizan los inhalables con fines recreativos. Fernández (2010) sugiere que la reemergencia de este problema se debe a la facilidad con que esta droga se puede conseguir en nuestro país ya que además de su carácter legal, hablamos de una gran variedad en el mercado como se 17 observa a continuación: i. Líquidos volátiles: diluyentes y removedores de pintura (thiner), líquidos para lavar en seco, quitagrasas, gasolina, pegamento, marcadores. ii. Aerosoles: rociadores que contienen propulsores y disolventes, se encuentran en pinturas pulverizadas, atomizadores para desodorantes y fijadores de cabello, entre otros. iii. Gases: tanto anestésicos de uso médico (éter, cloroformo, halotano y óxido nitroso) como productos domésticos o comerciales que incorporan estas sustancias (encendedores de butano, tanques de gas propano, refrigerantes, etcétera). iv. Nitritos: a diferencia de los antes mencionados, estos dilatan los vasos sanguíneos, relajan la musculatura aumentan el ritmo cardiaco y producen una sensación de calor que puede durar varios minutos, los más conocidos son los Popper que se utilizan como intensificadores de placer durante las relaciones sexuales, otros son los limpiadores de cabezas de video y los limpiadores de cuero. 17 Tomado de León 2012, 33-34 basado en National Institute of Drug Abuse, NIDA por sus siglas en inglés. 31