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pérdida del control; también considera que su naturaleza es compleja puesto que se compone de elementos biológicos, psicológicos y sociológicos. Es decir que, no sólo puede causar daños a la salud, sino que también puede interferir en su habilidad para trabajar y avenirse con los demás (Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos, 2012: 5). Asimismo, este comité reconoce que existen múltiples formas de alcoholismo y por lo tanto, cada paciente deberá ser evaluado y tratado de manera global e individualizada (Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos 2012, 58). Sin embargo, se utilizan mediciones y clasificaciones de consumo, que a nuestro ver estandarizan a los consumidores de manera muy generalizada. Sin embargo, según las visiones clínicas, estos son necesarios para simplificar los casos y poderlos atender. El doctor J. Patiño citado en Cortés (1992) propone la siguiente clasificación sobre la cual manifiesta que: Es de utilidad clínica el establecer grados de alcoholismo en plan operacional. Todo el mundo sabe que el enfermo alcohólico exhibe problemáticas en los campos familiar, laboral y social. No obstante, para facilitar la tarea, proponemos cuatro grados de alcoholismo en relación con la capacidad laboral y estimamos que este es el criterio más objetivo y fácil de verificar: Alcoholismo grado I: Ingesta frecuente hasta la embriaguez, con poca o ninguna repercusión en el trabajo. Las fallas, siempre pequeñas, son de tipo subjetivo. Lo que importa es que este alcohólico se embriaga sin motivación alguna de tipo social. Alcoholismo grado II: Ingesta frecuente hasta la embriaguez, con inasistencias esporádicas al trabajo y disminución en el rendimiento laboral. Las fallas son ya gruesas y de tipo objetivo. 35