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49 también que los dormitorios deben estar separados por sexo y con camas independientes (2009:44). Es decir, en ninguna de sus disposiciones contempla las diferencias de género ni el contexto social ya sea del hombre o de la mujer para reflexionar sobre las condiciones de atención que unos y otros necesitan, más allá de la división de espacios para cada sexo. Por otro lado, Arranz (2010) afirma que desde los centros de recuperación se debe orientar a las personas con problemas de adicciones para que encuentren los apoyos necesarios dentro de su propia comunidad. El autor propone, tres intervenciones encaminadas a favorecer la reinserción social para: 1) Recuperar relaciones saludables con la familia, 2) Detectar en el tratamiento aquellos vínculos saludables con los que cuenta la persona y 3) Desarrollar estrategias para diversificar las redes vinculadas al ocio (2010:166). Algunos autores reflexionan sobre la imposibilidad de cambiar las condiciones de vida de las personas con problemas de adicción al finalizar un tratamiento de recuperación. Destacan que aun y cuando existen elementos comunes que pueden abordarse para intentar acciones que resuelvan la problemática de la reinserción, el tema no está realmente planificado desde los centros terapéuticos. Dicho de otra forma sostienen que en México la falta de oportunidades para que un individuo se desarrolle es un elemento que se considera como uno de las posibles causas de la adicción y que dicha condición prevalece aun en la reinserción social; por ejemplo cuando una persona recuperada o en recuperación trata de incorporarse al mercado laboral (López y Pérez, 2005:3). Los autores destacan la situación de desempleo como un factor 49 Fracciones 9.2.2.2.3 y 9.2.2.3.1 de la NOM-028-SSa2-2009 71
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