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solicitan el servicio médico de un centro de salud. En el caso de PA, éste siempre ha contemplado trabajar con grupos de latinos sin importar la condición de salud en la que se encuentren (personas enfermas o no enfermas). 5.2.4 Para la capacitación de las promotoras A través de la entrevista hecha al promotor de salud y de las observaciones registradas durante las sesiones del GAM y de PA, se encontró como factor común la manera en que se transmite la información, ésta es, por medio de una plática superficial en la mayoría de los casos, que no profundiza sobre la temática a tratar. Al respecto se comenta: “El realizar tareas de educación en salud se considera algo simple: organizar una charla, a veces apoyados en algún rotafolio, en la que se expone y, quizás, luego se responde a preguntas (si la ‘comunidad’ se atreve a usarlas). No se estable un diálogo real y por ende, el acto educativo suele ser un acto ritual que termina alimentando metas y estadísticas institucionales” (de Keijzer 2004, 4). Por lo anterior es de suma importancia hacer énfasis en la capacitación que se debe brindar al promotor o promotora de salud. Primero que nada debe ser una persona que forme parte de la comunidad, que se encuentre interesada en trabajar con la gente para lograr cambios pequeños que posteriormente serán de gran utilidad. Ellas deberían ser supervisadas o evaluadas por el propio grupo y de acuerdo a los resultados fortalecer las debilidades que se encuentren. El que las o los promotores estén certificados por una institución, obliga a esta última a valorar el trabajo que realmente hace un promotor de salud para evitar situaciones como las que se mencionaron en el capítulo 4, donde el promotor sólo tiene el puesto de 127