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Se promueve una modernización arquitectónica que de pié a una mejor oferta turística a la vez que se replantea la estructura de la economía local por medio por un lado de la industrialización y captación de capital de inversión y por otro la introducción de productos de uso cotidiano provenientes del interior del país para competir con el comercio norteamericano. En medio de este movimiento, la ciudad continúa su expansión territorial ahora ya no tanto hacia el sur como había sido la tendencia histórica, sino hacia los bordes laterales de la franja urbana consolidada en la década del 20. En este contexto se crean colonias como, Peñaloza, Municipal, Altamira y Empalme- Nogales hacia el sector Este y Granja, Obrera, Bolívar, Esperanza, Chulavista y Lomas de Fátima en el sector Oeste. Conviene destacar dos casos de los antes mencionados debido a su particularidad o relevancia urbana, en primer lugar la colonia Empalme-Nogales que es considerada oficialmente como la primera que nació como invasión, siendo hasta los años ochenta que se legalizaron los terrenos de los habitantes, de lo que se puede leer entrelíneas que es alrededor de estos años en que las características de crecimiento demográfico producto de la migración y la tasas de natalidad en la joven ciudad empezaron a rebasar en forma mas que significativa tanto la capacidad de infraestructura y oferta de vivienda por parte de las administraciones así como la capacidad de la población de adquirir un lugar donde establecerse por medio de métodos legales y capacidad económica. El otro caso es la colonia Lomas de Fátima. La cual es un ejemplo de los primeros desarrollos a gran escala por parte de compañías inmobiliarias, con 9 49