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“Yo soy una mujer sumamente valerosa. Creo que he identificado al amor como un arte porque a veces se confunde con agradecimiento, a veces se confunde lealtad, con codependencia, se puede confundir con muchas cosas, he estado aprendiendo respecto a eso cuando conozco a Dios, que ese ha sido un hallazgo formidable, cuando empecé a entender y conocí el Dios amante de los alcohólicos, un Dios amoroso, un Dios perdonador, benigno, de aceptación, un tanto un Dios alcahuete; el amor es aceptación y a veces la alcahuetería podría ser eso que se oye muy feo pero no es otra cosa, ser alcahuete es que te acepto, o sea tu puedes hacer lo que quieras y ser lo que quieras y yo te amo (Gaviota, 48 años)”. La consciencia de estas mujeres se encuentra en un plano espiritual en el cual han puesto en práctica el programa de 12 pasos en todo aspecto de su vida, por esta razón poco importa el aspecto o la forma que adquiera ese poder superior que ha sido construido en colectivo y que es el resultado de la suma de experiencias personales. No es un Dios impuesto y al parecer tampoco necesita ser considerado como un Dios castigador. Aunado a la espiritualidad, los conceptos que se tienen sobre ser alcohólico provienen de la medicina (psicología, psiquiatría), estableciéndose la concepción de que el alcoholismo es una enfermedad física, social y emocional. En ese sentido, esa explicación se podría entender como la reproducción del discurso médico sobre el consumo de alcohol, conocido como consumo crónico de alcohol o alcoholismo. Sin embargo, al interior de la agrupación este significado es redefinido. Para AA no solo el que bebe sin control padece de una enfermedad, también lo hacen las personas que conforman el contexto social. Además, aseguran que el alcoholismo provoca una deformación del ser y del sentir, puesto que afecta tanto la parte emocional como la consciente del humano. 135
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