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ella un sentimiento de culpabilidad, ya que por un lado necesita trabajar para poder cubrir las necesidades de su familia, pero también desearía pasar más tiempo de calidad y de convivencia con ellos, pero sus largas jornadas no se lo permiten y sus ingresos tampoco. Los hijos de Gloria conviven con su padre cuando él viene a Hermosillo que es aproximadamente una vez al mes, pero no reciben ayuda económica para sus gastos: “él les da el dinero a ellos, viene y les da dinero a ellos… dinero que se los gastan en las maquinitas. Él siente que ya conmigo no tiene ninguna obligación” (Gloria). La ausencia económica del padre de los hijos representa para las madres jefas de familia un doble esfuerzo para cubrir con las necesidades de la casa y los hijos; ausencia que pudiera ser interpretada como una forma de ejercer control, opresión, sometimiento, castigo y hasta violencia simbólica por parte de las ex parejas hacia las madres jefas de familia y sus hijos. Respecto a las posibles ventajas o mejoras que observa ahora que es jefa de familia, al principio de su respuesta, aseguraba que no veía ventaja alguna, sin embargo, mientras platicaba su discurso se matizó: No veo ninguna, tal vez porque no lo he asimilado todavía y no he podido hacer las cosas como quisiera, no me doy cuenta de las ventajas. A la mejor el darme cuenta que yo sí puedo, que si he podido sacarlos adelante y no caí en otras cosas, porque me ha tocado ver a otras mujeres hacer y derrumbarse por no comprender lo que pasa. Yo esa satisfacción siento, estar trabajando, y sacarlos adelante a ellos: demostrarle a mis hijos, no es fácil pero si se puede; no estar dependiendo de otra persona que, si te trata mal, por el miedo a no salir adelante, te tengas que aguantar. Uno puede y uno vale y ellos también (se refiere a su hijos). A pesar de que Gloria expresa que aún no ha asimilado completamente su separación con el padre de sus hijos, ni la jefatura de su familia, en su relato se puede identificar cómo ella se 80