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6.2 Resultado de las ecuaciones salariales para hombres, mujeres y total La comparación entre los coeficientes sin ajustar (sólo se utiliza la variable FEM como variable explicativa) y ajustados (se utilizan todas las variables de control agrupadas y definidas en el apartado anterior), ilustran la importancia de controlar las características de los trabajadores y el empleo. Los coeficientes no ajustados muestran crecimientos y caídas durante los 11 años pero siempre con signo positivo, lo cual no es concordante con la hipótesis del amontonamiento ya que esta hipótesis espera un coeficiente estimado negativo de la variable feminización que implicaría una disminución en los salarios de hombres y mujeres en ocupaciones femeninas. Por el contrario, los coeficientes ajustados para las mujeres varían entre años como en signo, lo que demuestra mayor sensibilidad a las variables de control. En el caso de los hombres es de resaltar que siempre presenta valores negativos, cuya interpretación sería que la feminización de las ocupaciones disminuye el salario de los hombres que se encuentran ocupados en ellas, lo que posiblemente refleja una desvalorización o subvaluación del trabajo femenino, entendido como “mayor calidad del trabajo por un salario determinado” (Grimshaw y Rubery, 2007:1) o lo que entendería como “un trabajo de baja calidad, por un menor salario”, por lo que los autores agregan que la desvalorización del trabajo femenino se hila con las tres causas de la brecha salarial de género: segregación ocupacional, discriminación e inequidad en el trabajo doméstico. Siguiendo a estos mismos autores, las dimensiones sociológicas respecto a la desvalorización del trabajo femenino se discuten a la luz siguientes parámetros: se valora según la actividad productiva; de acuerdo a la visibilidad de las habilidades y el estatus; la valoración está asociada con la alta satisfacción en el trabajo; se valora el trabajo de las 159