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pues los roles de género asignados socialmente a las mujeres que se convierten en madres o esposas, en la mayoría de los casos se contraponen con su formación académica, situación que las excluye del ámbito educativo y a su vez, dificulta su inserción al mercado formal de trabajo, la obtención de empleos bien remunerados y el acceso a seguridad social. Martina trabaja en una promotoría desde hace tres años y su sueldo mensual es de 3600 pesos. Aunque ella no realiza actividades extras como fuente de ingresos, sus jornadas de trabajo son extensas tanto dentro y fuera de su casa. Su día comienza a las 4:30 o 5 de la mañana, hace los desayunos de sus hijos, sale a trabajar a las 6:00 A.M. y regresa a casa entre 5 y 7 de la tarde. En casa ayuda a sus hijos con las tareas escolares, hace la cena y adelanta algo de los desayunos del día siguiente. En cuanto a la corresponsabilidad del padre de sus hijos Martina comenta que éste a veces le ayuda con 300 pesos a la semana pero es un dinero con que no puede contar ya que no es una ayuda constante. Una de las estrategias de sobrevivencia que se implementan en su casa en cuanto a las tareas domésticas, es la asignación equitativa de las responsabilidades, pues entre todos (la mamá de Martina, ella y sus hijos) limpian la casa y lavan trastes. Las estrategias de sobrevivencia económica recurrentes en las narraciones de las informantes hacen alusión a préstamos, sobre todo personales, y es así como Martina en ocasiones acude a sus compañeros de trabajo cuando necesita dinero. En cuanto a las estrategias de sobrevivencia sociales y familiares se puede observar que Martina cuenta con pocas redes de apoyo – conformada por su madre y algunos compañeros de trabajo-, sin embargo el apoyo que proporciona la madre de Martina es primordial para sacar adelante a su familia, ya que la mamá se encarga de llevar a sus hijos a la escuela, les da desayuno, les hace la comida, les proporciona los cuidados necesarios mientras Martina trabaja, y apoya también con los 88