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procesos de crianza. La casa donde viven, es propiedad de la mamá de Martina (que es también su dependiente económica); a pesar de varios intentos por adquirir una vivienda por medio de crédito de INFONAVIT, Martina no ha utilizado su crédito pues con el monto otorgado sólo tiene acceso a viviendas con poco espacio, ubicadas en la periferia de la ciudad. Aunque en este sentido se observa la pobreza de patrimonio en que viven Martina y sus hijos, la situación más notable es la relacionada con la vestimenta de sus hijos: Ya no les queda la ropa, que se estiraron mucho, que tengo que hacer prioridades, dejar unas cosas por otras. Por ejemplo, ahorita se me quedaron sin ropa y ahí ando consiguiéndoles ropa, que veo una oferta, porque no tienen; ahorita de plano, ahora están sin tenis y están yendo a educación física. El niño que va en la mañana se topa con el otro en la calle, y en la calle se cambian los tenis porque el otro tiene educación física también. Él tuvo en la mañana y el otro tiene en la tarde, y si en la calle se encuentran, se cambian los tenis (Martina). Cubrir las necesidades alimenticias de toda la familia es otra de las situaciones difíciles de cubrir, carencia que mitiga con el apoyo que recibe del programa Oportunidades desde hace tres años. El monto que recibe como beneficiaria es de un poco más de 2000 pesos bimestrales por concepto de becas educativas para sus hijos y apoyo alimentario. La permanencia en el programa no ha sido fácil, pues ella y sus hijos deben asistir mensualmente a reuniones y consultas médicas, situación difícil ya que sus hijos asisten a turnos distintos en las escuelas y Martina pide permiso en su trabajo, permiso que algunas veces le niegan. Pese a esto, Martina expresa que el programa Oportunidades ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de ella y sus hijos, pues comenta “me alcanza más el dinero para la comida, en cuanto llega la ayuda me voy al super y compro frijol, sopas, pures, cereales, la leche, huevos y ahí nos la llevamos, y si me llega el recibo de la luz pues de ahí agarro” (Martina). 89