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Ella es la única de las informantes que vislumbra posibilidades de ascenso dentro de su trabajo, y lo expresa así pues a pesar de tener poco tiempo dentro de la empresa (9 meses), a los seis meses de trabajar como auxiliar de cocina le ofrecieron un mejor puesto, que es el que tiene en este momento; aunque la oportunidad de crecimiento también vino acompañada de algunas violaciones a sus derechos laborales. El primer mes en que Griselda fue ascendida de puesto dentro de la empresa, desempeño en su nuevo cargo pero con el sueldo anterior: “me cambiaron de supervisor a mí y el mismo administrador fue el que me dijo: ’bueno, entonces te pones de supervisora y todo’, duré dos quincenas, esas dos quincenas no me subieron el sueldo a mí, no me lo subieron” (Griselda). Ella tiene cuatro hijos, la mayor de 19 años que tiene una niña de 6 meses y vive con su cónyuge en otra casa; su otra hija tiene 13 años, y sus dos hijos varones tienen 9 y 8 años. Su hija adolescente cursa segundo año de secundaria y sus dos hijos van a cuarto y segundo año de primaria. El caso de Griselda es muy particular en cuanto a su dinámica familiar: sus dos hijos varones no viven en casa, están internados en el Instituto Kino (albergue que ayuda a niños varones de 6 a 15 años de escasos recursos para que cursen su educación primaria), ellos pueden recibir visitas familiares el fin de semana y van a su casa un fin de semana de cada mes. Esta situación ha sido difícil y dolorosa para Griselda, sin embargo decidió internarlos porque ella trabajaba todo el día y sus hijos se iban a la calle y no tenían la supervisión de ningún adulto: Yo no me quería separar de mis hijos, nunca lo había hecho, todo el tiempo, la más grande hasta el más chiquito todo el tiempo conmigo. Yo todo el día me la llevaba trabajando y llegaba muy cansada, pero yo sabía que al llegar aquí a mi casa iba a estar con mis hijos y nunca había decidido yo de separarme así de ellos (Griselda). 94