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‘dependientes´, o empleados de una compañía, como directores, miembros del consejo de administración, etc., de la misma forma, no es necesario que tenga conexiones permanentes con una empresa” y por otro lado más limitada, porque no incluye a todos, solamente a los que realicen o dirijan las nuevas combinaciones (1912, 85). Lo controversial de los planteamientos de Schumpeter sobre el empresario es que solamente se es empresario en el momento de emprender alguna de las combinaciones antes citadas. Una vez que se ha puesto en marcha la empresa, se pierde ese carácter, es decir, ser empresario para Schumpeter no es una condición permanente, ni una profesión. Por otra parte, en varias obras, pronostica una reducción gradual de su importancia. Cuanto más exactamente lleguemos a conocer el mundo natural y social, tanto más perfecto será nuestro control de los hechos; y cuanto mayor sea la perfección con que puedan calcularse las cosas, con tiempo y racionalización progresiva, y en forma rápida y segura, tanto más decrece la importancia de dicha función. Deberá disminuir, por tanto, la importancia del empresario (1912, 95). Afirma que esto se debe a que en la actualidad pierden importancia los especialistas en el desarrollo de la técnica, y por la constante innovación a la que somos expuestos, nos hemos acostumbrado al cambio en cualquiera de sus manifestaciones: “el progreso económico tiende a despersonalizarse y a automatizarse. El trabajo racionalizado y especializado de oficina, termina por borrar la personalidad, el resultado calculable sustituye a la ‘visión’”. (Schumpeter 1963, 182). Schumpeter plantea que todo esto conlleva a que la personalidad y la fuerza de voluntad, ya no son tan valoradas socialmente como lo eran en un momento anterior. Un proceso social semejante, socava ahora el papel y, al mismo tiempo, la posición social del empresariado capitalista. Su papel, aunque menos brillante que el de los señores medievales, grandes o pequeños, constituye o más bien constituía una forma de caudillaje individual que actuaba en virtud de la energía personal y de las responsabilidad personal del éxito. Su posición, lo mismo que la de las clases 27