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hace evidente que esta política estaba dirigida a consolidar una alianza gubernamental con los grandes propietarios del noroeste. En la década de los sesenta México entra en la fase llamada “sustitución difícil” que abarcó de 1960 a 1973 y estuvo relacionada con la producción de bienes duraderos y de capital (Vázquez y García de León, 1996). Durante esta etapa conocida como “desarrollo estabilizador” se puso en práctica un modelo de corte fordista en la producción, que tuvo impacto positivo en la economía, logrando articular y expandir el mercado interno, motivado principalmente por un crecimiento armónico entre la productividad y los salarios (Ibíd, 1996). Sin embargo, la desarticulación de la estructura productiva llevó a una dependencia de la importación de bienes intermedios y a la larga a la crisis de este modelo. A finales de la década de los sesenta e inicios de los setenta, la economía de la posguerra empieza a sufrir los primeros quebrantos. En Japón se diseñan mejoras en el proceso productivo que tenían como objetivo final reducir los tiempos y costos de producción. Por su parte las empresas estadounidenses diseñaron e implementaron estrategias que les permitirían incrementar la productividad y reducir costos para competir con sus homólogas japonesas 17 (Zapata, 2005). Una de ellas fue la reestructuración productiva. Para ello instalaron plantas de ensamble a lo largo de la frontera norte del país, que presentaba características idóneas como la cercanía geográfica, abundancia de mano de obra barata, bajos costos en transporte y seguridad laboral, con lo que pudiesen obtener ventajas competitivas con sus competidores. 17 Este conflicto se hizo más dramático cuando la crisis producida por el alza del precio del petróleo en 1973 dio a los productores no estadunidenses una ventaja decisiva en el mercado norteamericano, que se explica por el carácter compacto y la eficiencia energética de los autos que producían. En la medida en que la competencia entre los productores de automóviles se intensificaba en Norteamérica, las empresas multinacionales trataban de reducir los costos de producción, transfiriendo las plantas a los países periféricos (Zapata, 2005, 64). 72