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En Nogales, se fundamenta la aparición de fraccionamientos cerrados por: “el ofrecimiento a un público consumidor de clase media alta y esto ocurre así, por la preferencia de los sectores altos por vivir en el vecino estado de Arizona y mantener sus lazos sociales de este lado de la frontera” (Espinoza 2006, 120) El problema de los espacios públicos, escasos en Nogales, se convierte en un centro de promoción inmobiliaria para la expansión de fraccionamientos cerrados, los cuales estimulan la formación de micro mundos con espacios sociales de convivencia comunitaria, lo que nos regresa a comprender el surgimiento de espacio sociales distintivos y que a su vez estimulan el habitar de pequeños grupos. Reflexión que permite observar durante los recorridos de campo realizados en 2005 y 2006 en la ciudad de Nogales, las formas de inserción en la realidad urbana de este tipo de asentamientos urbanos. Las pláticas que se han tenido con algunos de los residentes de los fraccionamientos visitados permiten ir tejiendo nuevas maneras de entender las preferencias que se tienen por parte de los ciudadanos a escoger en su habitar estas urbanizaciones. La seguridad, tranquilidad, precaución ante los constantes riesgos de violencia que la vida cotidiana de Nogales les ofrece permite ir a buscar refugio aunque sea temporal en este tipo de fraccionamientos cerrados. Otro ejemplo en Nogales lo documenta Liliana López Levi (2005, 59): “el encierro se hace patente en la vivienda, en las casas individuales, en las calles que se truncan con un escarpe, en aquellas que terminan en rotonda, en las unidades habitacionales de los otros y en los fraccionamientos herméticos, con sus bardas y alambradas. En todo ello, se acentúan las separaciones con el resto, demarcando fronteras, reproduciendo la línea internacional a modo de pequeñas barreras internas”. Seguramente este recorrido que se ha realizado tanto a nivel bibliográfico como a nivel de campo, nos lleva a pensar que es cierto que en las ciudades latinoamericanas el proceso de sociabilidad, distinción y diferenciación se convierte en un mecanismo de defensa ante los constantes cambios de la población que decide ir a vivir en una urbanización cerrada. Éstas trastocan las estructuras urbanas de las ciudades latinoamericana y más aún las fronterizas con el norte de México, nos interesa rescatar el proceso de habitar que ahí se genera, las propias vivencias de los residentes permiten entender estas prácticas que se dan en ellos. Esto brinda pautas de conocer los detalles que tienen los individuos y grupos en los espacios urbanos en la creación de acciones cotidianas que se reflejan a su vez en la proyección de espacios sociales específicos. Los residentes a su vez hacen de este espacio un campo de batalla y defensa del mismo, las asambleas de vecinos, constituye una muestra de cómo las prácticas personales y de grupo se dejan sentir en cada rincón del fraccionamiento de manera distintiva. Aquí el conjunto de posiciones y roles que asuma el residente lo hace desde su punto de vista personal, sin embargo, es un centro de atención en la formación del habitus señalado por Pierre Bourdieu. 78