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Esto es palpable en la ubicación de los fraccionamientos cerrados en Ciudad Juárez, Nogales y Tijuana. En los viajes de campo a las mismas se pudo observar la intersección que se tienen en el territorio de ambas los fraccionamientos cerrados, A la vez, se pudo atestiguar la creación de un habitar que a su vez pudiera ser impactado por la constante promoción inmobiliaria que se hace de ellos. Sin embargo, los testimonios de los residentes indican que si bien algunos respondieron a la publicidad, otros confirman que buscaban el ansiado patrimonio, la oferta de un imaginario de habitar .El espacio social tan anhelado se vuelve realidad pero con transformaciones y problemas que hay que superar. La frontera de México es un mundo lleno de complejidades, historias por contar y vivir, pero que demuestra un proceso de fragmentaciones urbanas que se reincorporan en esos espacios que ofrecen una imagen quizá bella, pero que a lo largo del tiempo sufre cambios, sobre todo en los noventa. En ese tiempo se modifican sustancialmente los patrones económicos, demográficos, políticos, sociales, culturales en las localidades limítrofes con Estados Unidos. En este sentido el testimonio de Rodríguez Chumillas (2006, 107). “en las ciudades de la frontera norte de México se observa durante las últimas dos décadas un sensible incremento de las urbanizaciones o fraccionamientos cerrados, región que muestra nítidos los rasgos del simulacro y la apariencia de arquitecturas transitorias, la identidad de los espacios locales se basa en la confluencia de imaginarios forjados en territorios diversos, y además se caracteriza por la marca indeleble de la frontera internacional”. O bien como explica Jesús Enríquez (2007, 201). “en las ciudades fronterizas de Tijuana, Nogales y Ciudad Juárez, el padrón de urbanización basado en la construcción de viviendas resguardadas detrás de bardas y con casetas de vigilancia es dominante. El paisaje urbano de las ciudades cada vez tiende más a fragmentarse por los fraccionamientos cerrados que crean límites indefinidos e imprecisos, las ciudades se extienden en un modelo insular donde los fragmentos no proporcionan soluciones de continuidad al conjunto sino individualización en el espacio. Aparejado a la fragmentación urbana ocurre en las ciudades una transformación en los usos del espacio público, la calle pasa al dominio del automóvil y los individuos a concentrase en los espacios privados de consumo y entretenimiento. En contrapartida, los fraccionamientos cerrados tienen en el espacio público de uso exclusivo a los dueños de las viviendas uno de los motivos de su éxito”. Aunado a lo anterior, la vida cotidiana en las ciudades de la frontera norte se genera en relación a los contactos que ellos tienen con familiares, vecinos, amigos que viven en las comunidades de Arizona o bien el consumo de alimentos básicos, electrónicos, ropa, calzado, forman parte de los procesos sociales de interacción que se establecen diariamente en la vida de los ciudadanos de la frontera norte. Son pues, prácticas, e interacciones que ayudan a entender las formas de vida de lo que se hace y se quiere hacer dentro y fuera de la colonia o fraccionamiento al que se pertenezca, la formación del espacio social en las urbanizaciones cerradas relaciona los términos de habitar y habitus como se señala en el capítulo 1, para darnos una idea de los micro mundos sociales que se construyen en el interior de estas ciudades. 80