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Así, los fraccionamientos cerrados en la frontera norte de México, están representando una vía de promover valores individuales, grupales o quizá comunitarios de lazos interpersonales sólidos. Esto depende del tipo y tamaño del fraccionamiento, además del sitio donde se ubica. Jesús Enríquez (2007, 201) explica: “La fortaleza de la comunidad artificial que significa el fraccionamiento cerrado depende del grado de cumplimiento de las reglas, el suficiente involucramiento de los residentes en la vida colectiva impuesta por el condominio, la calidez del espacio vendido por la inmobiliaria y la eficiencia de los instrumentos de vigilancia”. La frontera norte de México no se escapa a esta vorágine de la creación de nuevos espacios urbanos que se cristalizan en las urbanizaciones cerradas, tal y como lo describe Isabel Rodríguez (2006, 138): “Una tendencia que presentan los vecindarios defensivos es atrincherarse en ámbitos concretos de la ciudad, es decir, tienden a la concentración sectorial en algunos municipios de las periferias metropolitanas como por ejemplo, el centro poniente de Nogales, al TEC de Monterrey, sur poniente de Ciudad Juárez, o al Este, tras las Torres Gemelas en Tijuana, algo que también sucede en los municipios de San Pedro Cholula y San Andrés Cholula en Puebla y los de Metepec y Lerma en Toluca, en estados del centro del país”. El viaje a llegado a su fin, se ha descrito y desarrollado algunas de las principales concepciones, posturas y visiones del mundo de los fraccionamientos cerrados en busca de comprender y ubicar los procesos relacionados con el habitar, habitus y espacio social y situar cada uno de ellos en las condiciones sociales, culturales, económicas, antropológicas para poder formar ese esquema que surge de interpretación activa de las sociedades urbanas que se gestan hoy en día. Las realidades varían en torno a los lugares donde se insertan, sus medios geográficos expresan cambios y transformaciones en las estructuras propias de las ciudades que cobijan estos fraccionamientos. El medio ambiente, la vivienda, la calle, el equipamiento e infraestructura urbana que los rodea son algunos de los elementos que permiten enlazar los procesos que nos interesa destacar. Así se ha podido observar como Europa, Estados Unidos, América Latina y México y en especial las ciudades fronterizas del norte de México, han podido responder a situaciones propias por ejemplo, las más comunes en ellas, la violencia, el miedo y la inseguridad son patrones que responden a estas acciones que cotidianamente se tejen al interior de las ciudades donde se insertan estos fraccionamientos. Lo feo y bello, de cada ciudad es percibida por cada habitante de manera distinta, lo abierto y cerrado, son parte de los procesos que permite entender que en cada localidad se manifiesta un habitar y unas prácticas sociales y culturales distintas. Esto también se ha vislumbrado en las aportaciones de los estudios que en este capítulo se aborda. 81
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