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La dificultad para detectar las relaciones entre los dos tipos de violencia hasta ahora mencionados (directa y estructural) radica en la disociación existente entre los hechos violentos y sus representaciones ya que el vínculo se pierde al estar hablando de dos niveles distintos (Wieviorka 2011,172-173). Sin embargo, independientemente de que las partes no puedan observar fácilmente la procedencia real de su conducta violenta las consecuencias de la misma tienen lugar en un espacio y ante personas y situaciones concretas (Galtung 49 1990, 297). Es posible que los adolescentes ejerzan violencia contra sus pares de forma no premeditada e inclusive que en numerosas ocasiones no consideren que sus actos sean violentos; o que se trate de formas de violencia tan comunes en ocurrencia que socialmente hayan perdido su connotación negativa; sin embargo no por eso dejan de causar daño a sus víctimas. Esto sucede porque el uso de la violencia se encuentra legitimado y arraigado en la cultura. Para entrar al tema de la violencia cultural se hace necesario primero establecer que, para fines de esta investigación, el término cultura refiere a “pautas de significados históricamente transmitidos y encarnados en formas simbólicas, en virtud de las cuales los 50 individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias” (Giménez 2005, 67). La violencia cultural es entonces simbólica y se encuentra en la ideología, en la religión, en el lenguaje, en el arte, la ciencia, el derecho, los medios de comunicación y en la educación y funciona como legitimadora y justificadora de la violencia directa y estructural 49 Al igual que el resto de la gente. 50 “Lo simbólico es el mundo de las representaciones sociales materializadas en formas sensibles, también llamadas ´formas simbólicas´, y que pueden ser expresiones, artefactos, acciones, acontecimientos y alguna cualidad o relación. En efecto todo puede servir como soporte simbólico de significados culturales: no sólo la cadena fónica o la escritura sino también los modos de comportamiento, prácticas sociales, usos y costumbres, vestido, alimentación, vivienda, objetos y artefactos, la organización del espacio y del tiempo en ciclos festivos, etc.” (Giménez 2005, 68) 58
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