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se especialicen en responsabilidades para el mercado de trabajo y las mujeres se especialicen dentro y ante todo en responsabilidades de trabajo doméstico. Esta categorización social ha llevado a “etiquetar”, “tipificar” o “estereotipar” ocupaciones como “masculinas” o “femeninas”, expresión que legitima el que hombres y mujeres se concentren en diferentes actividades, colocando a las mujeres en una manifiesta posición de subordinación frente a los hombres. De acuerdo con Hartmann (1976), en nuestra sociedad, esto implica un estatus de jerarquía de los hombres sobre las mujeres y la raíz del actual orden social en que descansan las relaciones entre hombres y mujeres. El sistema patriarcal, antes que el capitalismo, estableció las técnicas de organización jerárquica bajo las cuales se controla el trabajo de las mujeres y los niños dentro de la estructura familiar, dando lugar a la división del trabajo doméstico y posteriormente a una división dicotómica de la realidad, público-privado, doméstico- extradoméstico, producción-reproducción (Hartman 1976). Siguiendo este argumento, con la separación de lo público y lo privado, el hombre mantiene el control sobre la fuerza de trabajo de la mujer, convirtiendo un sistema de control directo y personal en un sistema de control indirecto e impersonal a través de una vasta cantidad de instituciones sociales. Estos mecanismos de control trasladaron este orden sexual del trabajo al sistema de salarios durante el periodo emergente del capitalismo, mismo que perdura hasta la actualidad. De acuerdo con Anker (1997) y Cohen (2004) la división de las responsabilidades y el orden patriarcal de la sociedad son instrumentos que ponen a la mujer en situación de desventaja en el mercado de trabajo, por lo que la institucionalización de la división sexual del trabajo y su reproducción devalúan el trabajo de las mujeres al considerar, por un lado, como no tradicional su imagen dentro del mercado de trabajo, ya que su prioridad son las responsabilidades adquiridas por el hecho de ser mujer, insistiendo en sus obligaciones 36