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como madres y esposas por lo que, en el caso de las mujeres casadas, sería no recomendable el hecho de tener un empleo asalariado o en su caso, hacerlo a tiempo parcial. En segundo lugar, que dentro de las responsabilidades de la mujer está el proveer ingreso para la familia pero sólo cuando éste sea necesario, es decir, circunstancial y complementariamente al ingreso del hombre como proveedor principal en el hogar. Diversas autoras (Carrasco 2003; England y Folbre 2005; Nelson 1995; MacDonald 1994) coinciden en que la situación de las mujeres en el mercado de trabajo es resultado del patriarcado, concepto que refiere a un problema de dualismo teórico que engloba dos sistemas, el patriarcado y el capitalismo, modo de reproducción y modo de producción, sistema de género y sistema de clases. Esta dualidad subordina a las mujeres a los roles que se les asigna en la sociedad y dentro de la familia, lo que las hace invisible ante los ojos de los pensadores clásicos. Ubicándose en la perspectiva organizacional, Acker y Van Houten (1974) y Acker (1990) señalan que para reconocer a las mujeres en la organización jerarquizada se debe considerar la dominación masculina. Esta dominación se intentó explicar primeramente por las historiadoras feministas a través de los orígenes del patriarcado, donde, de acuerdo con Scott (1996), la subordinación de las mujeres encuentra su explicación en la necesidad del 2 varón de dominarla, al afirmar la primacía del sistema patriarcal en toda la organización social. El patriarcado de acuerdo con Eisenstein (1977) citado por Villarreal se entiende como: 2 La organización jerárquica masculina en la sociedad y, aunque su base legal institucional aparecía de manera mucho más explícita en el pasado, las relaciones básicas de poder han permanecido intactas hasta nuestros días. El sistema patriarcal se mantiene, a través del matrimonio y la familia, mediante la división sexual del trabajo y de la sociedad. El patriarcado tiene sus raíces en la biología más que en la economía o la historia. Las raíces del patriarcado se encuentran ya manifiestas a través de la fuerza y el control masculino en los propios yoes reproductivos de las mujeres. La definición de la mujer en esta estructura de poder no se define en términos de la estructura económica de clase sino en términos de la organización patriarcal de la sociedad (Villarreal 2002:2). 37