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O bien como señala Bailly (1979, 98) “los miembros de distintas clases sociales tienen concepciones diferentes sobre lo que es necesario o no en materia de hábitat” . Así, la relación que se genera al interior de los espacios urbanos, forma parte del sentimiento que adquiere el individuo al pertenecer al grupo donde cohabita diariamente, es la expresión de sus esfuerzos en la movilidad social, su ascendencia a niveles que seguramente no se había imaginado, pero que al momento de interactuar le imponen la sociedad y el espacio que lo cobija”. En este sentido Bourdieu (1990, 285) lo expresa en los siguientes términos: “si bien la probabilidad de reunir real o nominalmente a un conjunto de agentes es tanto mayor cuanto más próximos estén en el espacio social y cuanto más restringida y entonces más homogénea sea la clase construida a la que pertenecen, la reunión de los más cercanos nunca es necesaria ni fatal, así como tampoco es imposible la reunión de los más alejados.” El proceso de construcción de espacios urbanos para grupos sociales con determinada posición económico permite entender la aparición en los mismos de actores que si bien se integraban en la dinámica de las ciudades forman parte de estos procesos que han configurado la ciudad en asentamientos cuya dinámica se organiza en base a su ubicación geográfica, les marca una distinción que a su vez crea una diferenciación social., y es en esta dirección donde interesa destacar que el habitar es un enlace para entender la relación que se adopta en los espacios físicos para construir prácticas y relaciones sociales particulares entre los habitantes de un determinado fraccionamiento. El espacio físico para Bourdieu (2000, 120) se define por “la exterioridad recíproca entre las partes y el espacio social se define por la exclusión mutua (o la distinción) de las posiciones que lo constituyen, es decir, como estructura de yuxtaposición de posiciones sociales”. La intersección entre espacio físico y social se puede observar en la medida que los habitantes humanos de cualquier tipo de asentamiento urbano se manifieste en lugares y acciones concretas, como pueden ser: la vivienda, la familia, relaciones con los vecinos, participación de un comité de vecinos, los encuentros de convivencia para festejar cumpleaños, presentar informaciones que interesen al grupo, solución de problemas entre otros. Otro elemento a considerar en la intersección entre espacio físico y social para los procesos formativos de la acción individual y colectiva lo señala Bourdieu (2000:120), en los siguientes términos: “de hecho el espacio social se retraduce en el espacio físico, pero siempre de manera más o menos turbia : el poder sobre el espacio que da la posesión del capital en sus diversas especies se manifiesta en el espacio físico apropiado en la forma de determinada relación entre la estructura espacial de la distribución de los agentes y la estructura espacial de la distribución de los bienes o servicios públicos o privados.” 25
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