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Por medio del ejemplo de la delegación de Tlalpan en el Distrito Federal se ilustra, la edificación del habitar, el cual nos lleva a pensar en las posibilidades que tienen los residentes que eligen vivir en los tipo de asentamientos y descubrir en ellos los procesos de movilidad que tienen ellos no solo económica, laboral, cultural, sino la idea de convertir de su hábitat un lugar en donde se otorgue un significado propio. Esta apropiación que los residentes hacen nos remite a las figura 1, 2 y 3 del capítulo anterior, en relación con lo que el ser humano, quiere, desea y realiza, esto es la formación de un habitus propio de grupo, que toma connotaciones particulares en cada lugar donde se insertan los fraccionamientos cerrados. De esta manera, “Frente a lo global, lo local se afirma como el lugar de las seguridades, de los conocidos, de las solidaridades, de lo propio; el derecho a ser diferentes de otros y a permanecer con los semejantes. Desde este punto de vista, los cotos cerrados son esos nuevos espacios de la seguridad, no sólo frente a la delincuencia sino también frente a los otros, los distantes, los diferentes” (Safa 2002, 148). Estos elementos son distintivos en la construcción de un habitar específico en estas urbanizaciones cerradas, en las cuales los individuos se integran a este micro mundo que se construye de manera singular en cada localidad de México. Sus promocionales ante los medios de comunicación: prensa, radio o televisión, destacan los significados que se les atribuyen, de la obtención de prestigio, desarrollo de una imagen de exclusividad y la atención a población con ciertas características. Jóvenes, casados, con dos o tres hijos, de escolaridad profesionistas son cualidades que se resaltan en los habitantes que seleccionan vivir en una urbanización cerrada. Al respecto, López y Rodríguez (2004ª, 25) anotan: “el desarrollo urbano y la promoción de los espacios dependen en gran medida de la imagen construida. Es por ello que la publicidad y la información transmitida a través de los medios de comunicación masiva promueven ciertos estereotipos o se valen de éstos a favor de sus intereses. En este sentido, la identidad y las diferencias con el otro conforman comunidades, que a su vez, adoptan las imágenes con las cuales se relacionan y a las cuales usan para darle cohesión a su grupo”. Por su lado, en la situación del cierre urbano que se realiza en Tlalpan, delegación del Distrito Federal, nos orienta hacia una nueva forma de construcción del habitar y el espacio social en este tipo de acciones ciudadanas: “una vez realizado el cierre y establecida la frontera con el afuera, el valor del hogar como símbolo de status y al mismo tiempo como reducto donde se puede escapar de la ciudad, se halla potenciado. Al cierre colectivo de las calles se suma un cierre individual de cada familia a su interior” (Giglia 2002, 15-16). Nuevas formas de habitar la ciudad se gestan en las grandes ciudades mexicanas, un ejemplo como el citado por Giglia, muestra cómo la apropiación del suelo urbano se hace más patente en la medida en que se avanza en la configuración de los nuevos asentamientos humanos. En ellos. las redes sociales fluyen en la medida en que se organizan colectivamente para la resolución de sus problemas particulares. 69