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habilitar, promover o fortalecer los recursos para la autoatención en sociedades estratificadas desiguales puede hacer muy poco por la salud y por mejorar la distribución de sus fuentes en una sociedad, y constituye una política funcional acorde con los intereses del Estado neoliberal, que subvierte desde su origen el problema de que los riesgos de salud se determinan desde las condiciones de vida (Ugalde 1985 cit. en Haro 2000, 132). Uno de los trabajos pioneros de participación comunitaria en América Latina fue el que llevaron a cabo Fajardo y Werner (1998) en Ajoya, Sinaloa bajo el nombre de “Piaxtla” hace más de veinte años. Éste se vivió en tres etapas, que fueron: 1) Preparación de promotores de salud, 2) orientación preventiva y 3) fase social y política, centrada en la concienciación y lucha por la emancipación de las injusticias que se dieron en la comunidad. Como muchos proyectos tuvo sus altas y bajas, logrando establecer centros de salud y capacitando a personas (no profesionales de la salud) integrantes de la comunidad para dar apoyo en caso de requerirlo. Sin embargo, el proyecto se vio seriamente afectado debido al flujo migratorio que se dio hacia la ciudad, situación que desembocó en la falta de interés de las personas en seguir con el programa. 3.5 Empoderamiento Mucho se ha cuestionado el concepto de empoderamiento en términos de su función y la forma en que se utiliza. Para Wallerstein “es un proceso de acción social que promueve la participación de la gente, de las organizaciones y de las comunidades para ganar control respecto de sus vidas en su comunidad y en el conjunto de la sociedad” (Wallerstein 1988 cit. en Cardaci 1999, 406-407), añadiendo que “se produce de esta forma capital social caracterizado por la organización social, como redes, normas y confianza social que facilita 72