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padres, aunque sí el surgimiento de nuevas problemáticas con ellos a causa del inicio de la búsqueda de la independencia. Los diversos estudiosos del tema coinciden en que la adolescencia en la modernidad es un periodo de transición que no sucede de forma silenciosa, tranquila e indetectable, sino más bien lo describen como una faceta difícil y muchas veces tortuosa. Desde la teoría evolucionista y posdarwiniana de Stanley Hall que la define como una etapa prehistórica entre la barbarie y la civilización dominada por las 11 fuerzas del instinto (citado por Urteaga 2011, 137) hasta la propuesta de Freud que 12 atribuye al advenimiento de la genitalidad la reactivación de un nuevo complejo de Edipo , el común denominador es que se trata de un momento un tanto turbulento. Sin embargo, es importante y de gran relevancia para esta tesis el tomar en cuenta que dicho proceso produce distintos grados de confusión e incertidumbre de una cultura, clase y sociedad a otra. Como plantea Giddens (1991, 115) la naturaleza del proceso queda definida en gran medida por el contexto social, cultural, económico e histórico en el que las personas se desarrollan; las condiciones estructurales en las que se desenvuelven los adolescentes determinan el impacto y manifestación social de los cambios físicos y psicológicos hasta ahora mencionados. Una vez descritos los distintos procesos físicos, mentales y relacionales que tienen lugar durante esta etapa del crecimiento humano, se aborda el tema de lo que estos cambios producen en la forma en que los jóvenes empiezan a relacionarse con la sociedad. Ya que surge un nuevo tipo de conflicto social al tratar de adaptarse a las formas de los adultos, mismas que acontecen dentro de un orden social basado en la supremacía de lo masculino 11 Y que no debe reprimirse (en el sentido de obligar a los jóvenes a comportarse como adultos) sino dejarse pasar 12 Que se manifiesta durante la etapa fálica entre los 3 y los 5 años cuando el niño ama a su progenitor del sexo opuesto y desea la muerte de la figura de sexo contrario (Ibid.). El adolescente dirige su libido hacia objetos exogámicos pues el súper yo (representante psíquico de las normas culturales) le dicta que las relaciones incestuosas son prohibidas (Garbarino et al. 2010, 56) 28