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Desde la psicología, diversos estudios han buscado entender el comportamiento violento de los adolescentes explicándolo como una forma cotidiana y en ocasiones hasta natural de reaccionar ante los estímulos que reciben del exterior, pero sin un análisis profundo de las condiciones estructurales que los influyen para actuar de esa manera. Por ejemplo, varias teorías se basan en el planteamiento de Freud acerca del malestar intrínseco en la cultura, el 15 cual se refiere a la imposibilidad de los individuos de empatar las exigencias pulsionales con las formas culturales (citado por Filidoro 2011, 21). Dicha situación donde supuestamente la naturaleza del ser humano es confrontada, generándole sufrimiento e impulsándolo a buscar continuamente la satisfacción de deseos imposibles provoca que la persona entre en desesperación y apatía; lo cual, estudiosos del tema como Filidoro (2011), lo relacionan teóricamente con la emergencia de trastornos psicológicos en los jóvenes que los llevan comportarse de forma violenta (Ibid., 23-29). El comportamiento agresivo no se trata de una simple reacción natural a la frustración, aunque ciertas circunstancias 16 comúnmente parezcan conducir a dicho comportamiento , más bien cada situación y reacción acorde es socialmente construida. Por su parte, Bandura, con su teoría del aprendizaje social, explica que en toda sociedad existen varios modelos de comportamiento con los que se pueden explicar y prever las distintas formas de acción de los adolescentes (Ibid. 16). Señala que dichos modelos -que incluyen los conocimientos, reglas y actitudes que rigen el comportamiento y sus consecuencias son observados por los demás; y si los efectos de ese tipo de 15 “La pulsión de destrucción, la agresividad, la culpa, las exigencias del súper yo, serían inherentes a la condición humana y se tramitarían en la sociedad a partir de la articulación antagónica entre pulsión de vida y pulsión de muerte. Si el malestar en la cultura es intrínseco a toda forma cultural, no hay época que no produzca sus propias formas de sufrimiento” (Ibid. 22) Filidoro 2011, 22).. 16 Como Bateston señala que el tener una respuesta agresiva ante la frustración es más bien un conocimiento y comportamiento adquirido culturalmente pues hay evidencia de que existen comunidades que reaccionan de muchas otras maneras ante ella. (Ibid. 14). 32
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