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definición de las condiciones de vida a la hora de relacionarse con el entorno (Kripper et al. 2009, 163). Algunos estudios han establecido que el sentido de carencia del mismo ocasiona una baja cohesión social asociada con una mayor exposición de los jóvenes a 22 situaciones que conducen al uso de la violencia (OMS 2003, 39). Otros trabajos apuntan a que las condiciones económicas juegan un papel central. Investigaciones conducidas en distintos países han establecido asociaciones importantes entre las consecuencias de las crisis económicas -como el debilitamiento de la infraestructura social y la pobreza- con una propensión mayor de los jóvenes a participar en 23 actos de violencia (Ibid. 40). También se ha relacionado el estrato socioeconómico al que pertenecen las familias de los jóvenes con la probabilidad de que éstos ejerzan actos 24 25 violentos contra los demás y de convertirse en víctimas de ellos (Ibid.). Así mismo, estudios conducidos en más de 50 países han encontrado una relación entre la desigualdad 26 en la distribución de ingresos y la tasa de homicidios (Ibid. 41). 22 El estudio propone consultar: Lederman D, Loayza N, Menéndez AM. 1999 Violent crime: does social capital matter? Washington, D.C.: Banco Mundial. Ayres RL. 1998. Crime and violence as development issues in Latin America and the Caribbean. Washington, D.C.: Banco Mundial. Moser C, Holland J. 1997. Urban poverty and violence in Jamaica. En World Bank Latin American and Caribbean studies: viewpoints, 1-53. Washington, D.C.: Banco Mundial. Y Wilkinson RG, Kawachi I, Kennedy BP. 1998. Mortality, the social environment, crime and violence. Sociology of Health and Illness, 20:578–597. 23 En África varios estudios muestran esas tendencias, el estudio propone consultar: Lauras-Loch T, Lopez-Escartin N. 1996. Jeunesse et démographie en Afrique. En Les jeunes en Afrique: évolution et rôle (XIXe–XXe siècles), compilado por d’Almeida-Topor H et al., 66-82 París: L’Harmattan. Diallo Co-Trung M. 1992. La crise scolaire au Sénegal: crise de l’école, crise de l’autorité? En Les jeunes en Afrique: évolution et rôle (XIXe–XXe siècles), compilado por d’Almeida- Topor H et al., 407-439. París: L’Harmattan. Rarrbo K. 1995. L’Algérie et sa jeunesse: marginalisations socials et désarroi culturel. Paris: L’Harmattan. Y Dinnen S. 1998. Urban raskolism and criminal groups in Papua New Guinea. En Gangs and youth subcultures: international explorations, compilado por Hazlehurst K, Hazlehurst C. New Brunswick, NJ: Transaction. 24 El estudio propone consultar: Perales A, Sogi C. 1995. Conductas violentas en adolescentes: identificación de factores de riesgo para diseño de programa preventivo. En Violencia, familia y niñez en los sectores urbanos pobres, compilado por : Pimentel Sevilla C, 135-154. Lima: Cecosam. 25 El estudio propone consultar: Gianini RJ, Litvoc J, Neto JE. 1999. Agressão física e classe social. Revista de Saúde Pública 33:180–186. Hogh E, Wolf P. 1983. Violent crime in a birth cohort: Copenhagen 1953–1977. En: Prospective studies of crime and delinquency, compilado por Van Dusen KT, Mednick SA., 249-267. Boston: Kluwer-Nijhoff. Y Hawkins JD et al.1998. A review of predictors of youth violence. En Serious and violent juvenile offenders: risk factors and successful interventions, compilado por Loeber R, Farrington DP, 106-146. Thousand Oaks, CA: Sage. 26 El estudio propone consultar: Messner SF. 1998. Research on cultural and socio-economic factors in criminal violence. Psychiatric Clinics of North America 11:511–525. Y Fajnzylber P, Lederman D, Loayza N. 1999 Inequality and violent crime. Washington, D.C.: Banco Mundial. 35
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