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Dedicación espacio-temporal a la maternidad que le impide desempeñar otras actividades, funciones, actitudes, formas de trato y maneras de ser comúnmente monopolizadas por los hombres. Al analizar este estereotipo es fácil observar que pretende complementar al perfil de la MH y que busca conservar el orden preestablecido por ésta. Sin embargo, al igual que sucede con la masculinidad, este tipo de feminidad no es la única que existe, hay otros modelos femeninos alternos que enfrentan una subordinación y discriminación aun mayor ya que se alejan de cumplir con los fines socialmente establecidos dentro de ese rol materno-conyugal. Las mujeres que no se asumen bajo esas formas de comportamiento suelen ser discriminas y castigadas socialmente tanto por hombres como por mujeres por no cumplir con su papel social de mantener esa relación de poder. La validez y reconocimiento del perfil de la madre-esposa se basa prácticamente en la utilidad que tiene para la MH y el rechazo de los demás perfiles obedece a la amenaza que significan para ésta. El análisis en torno a las construcciones de género y a la dominación masculina realizado hasta ahora describe la realidad que yace bajo el escenario que se observa día a día en las interacciones inter e intragenéricas. Conocerlo permite entender el origen los comportamientos entre compañeros; y aunque las manifestaciones de violencia directa entre ellos no muestren una relación visible con las construcciones de género, el orden de lo masculino se encuentra asimilado en ellas de la misma manera que en los demás tipos de interacción. La MH encuentra su sentido esencial en la exclusión y ruptura con lo femenino. Continuamente los varones adscritos inconsciente o conscientemente a ella buscan establecer y reafirmar que son distintos a lo que socialmente y biológicamente se asocia al ser mujer y que son superiores. El llamado social de la MH que implica para los varones 66